Objetivo Mundial de Oración
¡Nacimos para esta hora!
A continuación, un extracto de un blog reciente de Jane Hansen Hoyt, Pase a los pasillos legislativos del Reino
Aquellos de ustedes que han estado en Aglow por un tiempo, me habrán escuchado hablar o me habrán leído muchas veces siempre repitiendo las palabras proféticas pronunciadas sobre el ministerio por líderes clave en el cuerpo de Cristo. ¿Por qué son tan importantes las palabras proféticas? Para comenzar, nos dicen cómo nos ve Dios cada vez que nos ve. Él SABE a quiénes dio vida en 1967. Hemos estado descubriendo nuestra identidad durante 57 años y creo en Aglow... Estamos saliendo de las paredes de nuestros lugares de reunión y hacia los lugares donde legisla el Reino. Fuertes en oración; poderosos con los decretos; los grupos de Aglow en el mundo están equipados para pararse en los muros de sus naciones hablando las palabras que Dios les da para las naciones. Creo en que, al hablar nosotros, ¡caen los gigantes! ¡Cambian las atmósferas! El cielo viene a la tierra para reemplazar los caminos viejos, vacíos y fallidos del hombre. ¿Tiene futuro Aglow? Créame que sí. ¡Yo lo creo! Nacimos para esta hora. Hemos sido capacitados para esta hora.
Presentes – Él nos entregó
Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros y se le darán estos nombres: Consejero Admirable, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Se extenderán su soberanía y su paz y no tendrán fin. Is. 9:6-7
Pero el ángel dijo: «No tengan miedo. Miren que traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad». Lc. 2:10-14
Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y contemplamos su gloria, la gloria que corresponde al Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Jn. 1:14
Toda buena dádiva y toda perfecta bendición descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y quien no cambia ni se mueve como las sombras. Stg. 1:17
Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna y esa vida está en su Hijo. 1 Jn. 5:11
Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.Jn. 3:16